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«¡Ratatatatatá! ¡Ahí llegan los Águila taladrando los cielos de San Javier!», convoca a los espectadores a alzar la vista el 'speaker' de la patrulla acrobática del Ejército del Aire y del Espacio, el capitán Luis Verjano. Los experimentados pilotos 'agujerean' las nubes en la compleja maniobra bautizada como 'sacacorchos'. Dos reactores avanzan trazando tirabuzones en direcciones opuestas, mientras rodean a los otros cinco aviones. Sincronía perfecta. Esa precisión que marca la diferencia entre el arte y el caos.
Verjano narra las virguerías aéreas en el idioma de cada país donde son invitados. Se atreve igual con el eslovaco que con el griego, porque allá donde actúan levantan ovaciones de miles de almas mirando al cielo con el asombro que provoca lo incomprensible a la vista: los pilotos afrontando la propia vulnerabilidad para convertir el riesgo en una danza.
Detrás de la coordinación de los siete aviones, hay horas de estudio, entrenamiento y perfecto dominio de su montura, el C-101, que se jubilará definitivamente el 15 de junio tras su última exhibición en el festival Aire 25. Será la última vez que se pueda ver en el aire al reactor español que ha formado a todos los pilotos del Ejército del Aire en los últimos 45 años.
Doble razón para la llegada de todos los aficionados de la aeronáutica a la orilla del Mar Menor: el 40 cumpleaños de la patrulla Águila (PAGU) y la despedida del Aviojet. Tanto el avión como la patrulla son mucho más que un espectáculo.
El equipo mecánico que logró acoplar los humos de colores al 'culopollo', apodado así por la forma de salida de los gases de la tobera del motor, algo gallinácea, sudó la gota gorda. El avión era producto nacional, de Construcciones Aeronáuticas S.A. (CASA), pero los técnicos de la Academia General del Aire (AGA), con larga fama de eficacia, lo terminaron de convertir en el mejor avión entrenador que ha tenido el Ejército del Aire y un embajador con alas.
Sus pasadas con la estela rojigualda levantan los corazones. Esa misión representativa destaca el coronel director de la AGA, Luis Felipe González Asenjo. La PAGU «ha representado a España en muchísimos eventos nacionales e internacionales, es embajadora de la marca España, y la valoración es de éxito», afirma el coronel.
Cuando era solo un alumno vio los primeros años de la patrulla. «Era un ejemplo adonde mirar, el capitán al que querías parecerte, sus formas de piloto, los valores que inculcaban, la dificultad de las maniobras. Si eras alumno de un piloto de la patrulla, era como aprender el triple, era toda una ilusión», recuerda.
La unidad del 794 escuadrón, que integra a los 7 pilotos titulares, más el 'speaker' y un piloto de reserva, no tiene grietas. Todos se resisten a destacar el valor individual, como el coraje del capitán Rafael González Marín en las acrobacias más arriesgadas del 'Solo'; el liderazgo en vuelo del comandante Miguel Abad –en formación, el que va en punta–; el temple del jefe, el comandante José Javier González Martín, Par derecho; la estabilidad del Punto derecho, el teniente Óscar Sanz, el patrullero más joven, con 28 años; la pericia del 'Perro', el comandante Juan Carlos Márquez, detrás del líder y en punta trasera del rombo; la exactitud de movimientos del Águila 7 (Par izquierdo), capitán Alberto Marín; la veteranía del 'Zorro', el comandante Javier Cruz.
Cada piloto enseña a su sucesor. «Es una transmisión de conocimiento y experiencia, de todo lo aprendido a lo largo de los años», explica el exjefe de la PAGU, el teniente coronel Moisés Roca. En su caso fue el coronel Bayardo Abós, conocido como 'Momo', quien le dio el doble mando de Águila 6. «No imaginaba que iba a terminar de jefe», recuerda Roca. Nunca olvidará «las pasadas que hicimos con la bandera sobre la marea roja concentrada en Madrid al regreso de la Selección Española de Fútbol del Mundial de Sudáfrica. Se me pusieron los pelos de punta».
Las emociones que despierta la Patrulla suelen crear cerradas militancias: «Cuando lo dejé, mi mujer, María, no estaba de acuerdo, pero yo sabía que era el momento». Él enseñó después al actual jefe, el comandante José Javier Sánchez Martín. Hacerse patrullero es una toma de compromiso. Para Roca, «no es cuestión de asumir riesgos, ya que todo está calculado y entrenado». Es más un plus de implicación personal. «Es asumir valores como el orgullo nacional, una historia de superación, de formación, de lograr el máximo en un piloto», afirma.
Cuenta el historiador militar Marcelino Sempere la larga tradición acrobática en España desde el intrépido José María Piñeiro en 1912 con un Blériot de madera de fresno y tela engomada. Las ruedas de toneles, que ya en 1931 trazaba Gaspar Tellechea con un biplano Nieuport, o el condecorado Vicente Aldecoa, que volaba sin casco ni gafas, indiferente al riesgo, dejaron su huella en el cielo. El investigador cita como precedentes de la PAGU a la patrulla Amigo con los Lookheed T-33, aunque antes se crearon otras formaciones acrobáticas como la de Los Llanos (Albacete) con los Mirage o la patrulla Cangrejo con Tomás Castaño en los sesenta.
Es la patrulla Ascua el principal referente para los Águila. Con cuatro F-86 despegaron por primera vez en febrero de 1956 los tenientes Maura, Salazar, Cútoli y Álvarez de la Vega. Cuando el capitán Jaime Berriatúa murió en el ensayo de una exhibición dos años después, los compañeros bautizaron la unidad con su nombre de radio, Ascua. Los Águila no se han librado del dolor de las pérdidas. El 26 de agosto de 2019 cayó el reactor del comandante Francisco Marín frente a la costa de La Manga. Cuatro días más tarde tuvieron que aparecer en un festival austríaco. «¿Estamos bien para volar? Paquito lo hubiera querido», cuenta Sánchez Martín que les dijo a sus compañeros. Aquel fue un curso aciago. El 27 de febrero de 2020 se precipitó al mar el C-101 del comandante Eduardo Garvalena. Con 'Yayo' se iba el segundo 'Solo'. Demasiado vacío incluso para los Águila.
En 40 años han vestido el mono azul de exhibición –el verde es para ensayos– más de cien pilotos, que han ejecutado más de 500 exhibiciones. En 2017 entró la primera mujer, Rosa García Malea. Nunca llegó a volar con su marido, Vicente Bernal, Águila 4, por conciliación familiar. La pareja Rocío González Torres (Águila 6) y Francisco Javier Pérez Valderas (Águila 7) sí alzó el vuelo a la par.
PC-21
Avión de entrenamiento avanzado, fabricado por el constructor aeronáutico suizo Pilatus Aircraft
El avión en el que volará Leonor
Tripulación:
2
Peso:
2.270 kg
2
Superficie:
15,221 m
Envergadura:
9,108 m
685 km/h
Velocidad:
Potencia:
1.600 CV
Motor:
1× turbohélice
Pratt & Whitney
Alcalce:
1.333 km
Techo:
11.580 m
C-101
Voló primero en la Mentor y después en el C-101. curiosamente fue la última promoción que la pilotó, la 41ª
El avión en el que voló Felipe VI
Tripulación:
2
Peso:
3.080 kg
Potencia:
1 reacctor Garret
Superficie:
20 m
2
10,6 m
Envergadura:
Velocidad:
770 km/h
Alcalce:
4.000 km
Techo:
12.495 m
PC-21
Avión de entrenamiento avanzado, fabricado por el constructor aeronáutico suizo Pilatus Aircraft
El avión en el que volará Leonor
Tripulación:
2
Potencia:
1.600 CV
Peso:
2.270 kg
Motor:
1× turbohélice
2
Superficie:
15,221 m
Pratt & Whitney
Envergadura:
9,108 m
Alcalce:
1.333 km
685 km/h
Techo:
11.580 m
Velocidad:
C-101
Voló primero en la Mentor y después en el C-101. curiosamente fue la última promoción que la pilotó, la 41ª
El avión en el que voló Felipe VI
10,6 m
Envergadura:
Tripulación:
2
Velocidad:
770 km/h
Peso:
3.080 kg
Alcalce:
4.000 km
Potencia:
1 reacctor Garret
Techo:
12.495 m
Superficie:
20 m
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PC-21
Avión de entrenamiento avanzado, fabricado por el constructor aeronáutico suizo Pilatus Aircraft
El avión en el que volará Leonor
Tripulación:
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Potencia:
1.600 CV
Peso:
2.270 kg
Motor:
1× turbohélice
2
Superficie:
15,221 m
Pratt & Whitney
Envergadura:
9,108 m
Alcalce:
1.333 km
685 km/h
Techo:
11.580 m
Velocidad:
C-101
Voló primero en la Mentor y después en el C-101. curiosamente fue la última promoción que la pilotó, la 41ª
El avión en el que voló Felipe VI
10,6 m
Envergadura:
Tripulación:
2
Velocidad:
770 km/h
Peso:
3.080 kg
Alcalce:
4.000 km
Potencia:
1 reacctor Garret
Techo:
12.495 m
Superficie:
20 m
2
C-101
PC-21
V oló primero en la Mentor y después en el C-101. curiosamente fue la última promoción que la pilotó, la 41ª
Avión de entrenamiento avanzado, fabricado por el constructor aeronáutico suizo Pilatus Aircraft
El avión en el que voló Felipe VI
El avión en el que volará Leonor
Tripulación:
2
Potencia:
1.600 CV
10,6 m
Envergadura:
Tripulación:
2
Peso:
2.270 kg
Motor:
1× turbohélice
Velocidad:
770 km/h
Peso:
3.080 kg
2
Superficie:
15,221 m
Pratt & Whitney
Alcalce:
4.000 km
Potencia:
1 reacctor Garret
Envergadura:
9,108 m
Alcalce:
1.333 km
Techo:
12.495 m
Superficie:
20 m
2
685 km/h
Techo:
11.580 m
Velocidad:
Aire 25 será el adiós a un clásico, el C-101. Nada menos que 285.000 horas de vuelo desde que aterrizó el 27 de marzo de 1980 en la pista de San Javier. El más fiable compañero de los pilotos, aunque si hay alguien que lo conoce hasta los intestinos es Carlos García Sánchez, a quien el capitán Carrizosa, primer impulsor de la patrulla, se empeñó en situar al frente del equipo técnico. Del Mirlo destaca «su alto coeficiente de planeamiento, su larga autonomía y una gran robustez». Lejos de los focos que alumbran a los pilotos, asegura que «no hay mayor satisfacción para un mecánico que ver regresar el avión sin novedad, y no digamos si es de la Patrulla». «Nunca dejar pasar nada, ni un tornillo», fue el lema del mecánico gallego en sus largos años en el hangar del C-101.
Tras los aplausos de Aire 25, la PAGU afrontará una fase de integración del Pilatus en las exhibiciones acrobáticas. No quieren ponerse plazos. «Sé que puede hacer cruces, corazones y figuras, pero tenemos que estudiar sus posibilidades. Lo primero es la seguridad», adelanta el jefe, Sánchez Martín. Los Águila cambiarán de alas, pero seguirán 'taladrando' los cielos.
¿Sorprenderán en el festival con una nueva acrobacia en homenaje al Mirlo? Nadie lo sabe. Es seguro que será su exhibición más sentida.
Créditos
Diseño Admir Bahtagic
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Edurne Martínez y Sara I. Belled (gráficos)
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Jon Garay
Jon Garay e Isabel Toledo
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