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El severo castigo por ganar la guerra contra los insectos
Nuestra Tierra

El severo castigo por ganar la guerra contra los insectos

Distintos especialistas de la Región repasan los graves problemas para el ser humano que puede producir este fenómeno y proponen algunas vías para solucionar o, al menos, aminorar los daños

Martes, 27 de junio 2023

Lamentablemente el ser humano está ganando la lucha ancestral que libra contra los insectos. Es una victoria pírrica que nos va a pasar factura. La costumbre ancestral de acabar con cualquier bicho que aparece por casa, o de eliminar de la forma más expeditiva los ejemplares que bordean los cultivos, deriva en un reverso oscuro que ya asoma. «La desaparición de los insectos es un tema particularmente grave, ya que son esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas», donde, atendiendo a las explicaciones del entomólogo José Galián, «proporcionan una amplia gama de servicios».

Y pone como ejemplos «la polinización de cultivos, el control de plagas y la formación de suelos». Además, añade el catedrático de Zoología de la Universidad de Murcia (UMU), «son una fuente importante de alimento para otros animales», como aves, reptiles y numerosos mamíferos. Muchos de estos vertebrados también van a terminar sucumbiendo ante el apocalipsis de los insectos. El investigador Francisco Sánchez Bayo, de la Universidad de Sídney, calcula, a partir de 73 informes de todo el mundo, que en solo una década ha desaparecido el 40% de los insectos del planeta. Vencejos y golondrinas, por citar un par de aves que se alimentan de ellos, les están acompañando. El declive que se ha producido para los vencejos a lo ancho de las regiones mediterráneas en los últimos 20 años se estima en un 40%, y para las golondrinas se eleva al 50%. El desastre en las cadenas tróficas que se produce, advierte Galián, también llega hasta nosotros, el ser humano, a quien el fenómeno, como vemos, golpea por distintos frentes.

Mosquito de la fiebre amarilla. LV

Los beneficios que aportan los insectos van desde lo más básico, como el citado mantenimiento de las cadenas tróficas y la función de los polinizadores, a lo más particular, como los servicios que prestan muchos escarabajos en el campo. Allí hacen desaparecer los excrementos de las ganaderías, y los incorporan como abono al suelo, al tiempo que impiden la proliferación de moscas (el declive de insectos no afecta a todos por igual, y algunas especies ocupan de forma dañina los nichos que dejan otras).

«En último extremo se amenaza la supervivencia humana», alerta el catedrático José Galián

«Teniendo en cuenta los enormes servicios ecosistémicos que nos aportan los insectos», las secuelas de su desaparición acabarán «siendo muy importantes», sintetiza el biólogo Chema Catarineu. Su colega de la UMU María Dolores García, pionera de la Entomología Forense en España, precisa, al tratar de explicar los efectos «muy graves» de esta coyuntura, que «todo lo que altere el equilibrio natural puede tener consecuencias en cascada que tal vez alcancen un punto de no retorno». «En último extremo se amenaza la supervivencia humana», alerta Galián.

'Trichodes octopunctatus' fotografiado en Churra. Chema Catarineu

«Se necesita con urgencia un replanteamiento de las prácticas agrícolas actuales, en particular una importante reducción en el uso de plaguicidas y su sustitución por prácticas más sostenibles y ecológicas, para frenar o revertir las tendencias actuales, permitir la recuperación de las poblaciones de insectos en declive y salvaguardar los servicios ecosistémicos vitales que proveen», recoge contundente Sánchez Bayo en su estudio 'Disminución mundial de la entomofauna', fechado en 2019. «Además, deben ser aplicadas tecnologías de remediación efectivas para limpiar aguas contaminadas, tanto en entornos agrícolas como urbanos», propone como medida activa.

Chema Catarineu, que ha dedicado siete años de investigaciones y ha recorrido 20.000 kilómetros para trazar el mapa más completo que existe de las especies de hormigas que pueblan la cuenca del Segura (ahora desarrolla un proyecto similar sobre las abejas), no es muy optimista sobre estas soluciones. «Posiblemente no podemos revertir totalmente la situación, porque la crisis de biodiversidad y la crisis climática se nos han ido de las manos, y no parece que nuestros gobiernos se tomen estos problemas con la seriedad que hace falta».

'Heliotaurus ruficollis'. Chema Catarineu

«Vivimos un momento de negligencia absoluta por parte de nuestros gobernantes en materia de conservación de la biodiversidad», coincide Rubén Vives, destacado miembro en la Región de Murcia de Ecologistas en Acción. Vives considera la desaparición de especies «un síntoma general de mala gestión del territorio», una grave práctica que, insiste, «debe cambiar». Para lograrlo, Catarineu, que a su vez es vocal de la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse), propone indagar más: «Hay mucho que investigar para conocer lo que está pasando y, debido a la gravedad de este declive, es urgente dedicar recursos a escrutar los mecanismos que están detrás de la desaparición de los insectos».

«Posiblemente ya no podamos revertir totalmente la situación, se nos ha ido de las manos», lamenta el biólogo Chema Catarineu

Ya sabemos que fenómenos como la pérdida de hábitat, las especies invasoras, las enfermedades foráneas, los plaguicidas (insecticidas, herbicidas, fungicidas), la contaminación lumínica y la crisis climática están detrás de este oscuro panorama, reconoce Catarineu. Pero, añade, «desconocemos la importancia de cada una de estas causas, y seguramente habrá más». Si bien resulta difícil encontrar una solución, al menos «sí se pueden hacer cosas para intentar frenar el declive», propone el conservacionista, y propone «intentar que la agricultura sea menos intensiva, reducir drásticamente el uso de plaguicidas, favorecer la existencia de setos perimetrales, apostar por la agricultura ecológica», entre las acciones posibles.

Hormigas 'Camponotus vagus'. Daniel Sánchez García

El catedrático José Galián cita un ejemplo práctico: «El estudio reciente de diversos autores de universidades españolas y la empresa suiza Syngenta realizado en fincas de fruta de hueso de alta productividad ubicadas en Águilas», en el que se ha evidenciado, que la habilitación de márgenes multifuncionales (bandas de plantas para polinizadores en torno a las tierras de cultivos) «aumentan de forma efectiva la probabilidad de albergar y proteger especies de insectos raras, amenazadas o en peligro de extinción. Por lo tanto, esta es una buena solución para frenar la pérdida de poblaciones». Otras investigaciones también aportan luz, como la del Centro de Investigación de la Biodiversidad y el Medioambiente del University College de Londres, también reciente, que muestra cómo, «a nivel global, las tierras de cultivo sometidas a estrés climático tienen la mitad de ejemplares de insectos y un 25% menos de especies que las zonas de hábitat natural», resume Galián.

Concienciación pública

La responsabilidad de revertir la situación, en todo caso, no solo alcanza a gobernantes y agricultores, sino que llega a todos de una u otra forma. De ahí el ejemplo de Francia que señala Catarineu, donde se «prohibió el uso de plaguicidas en jardines y su venta a personas que no sean profesionales de la agricultura».

«Se necesita con urgencia replantear las prácticas agrícolas actuales», advierte el investigador Francisco Sánchez

El ingeniero forestal y del medio natural Manuel Berenguer, de la compañía Orthem, especializada en realizar tratamientos fitosanitarios contra la procesionaria del pino en montes públicos de la Región, abunda en que para «abordar esta problemática es crucial implementar estrategias de conservación que promuevan la protección y restauración de hábitats, la reducción del uso de agroquímicos, la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, la investigación sobre enfermedades y parásitos, y la concienciación pública sobre la importancia de los polinizadores en los ecosistemas y la seguridad alimentaria». Este último punto, «aumentar la conciencia ciudadana acerca de este grave problema», también lo reitera Catarineu.

«Puede haber consecuencias en cascada que tal vez alcancen un punto de no retorno», avisa la entomóloga María Dolores García

Y sobre la importancia de los insectos polinizadores, un dato que aporta el catedrático José Galián: «Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 75% por ciento de los cultivos dependen de alguna manera de estos animales para la polinización». Muy sintetizado: sin insectos no hay comida. Eso es lo que nos jugamos.

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